miércoles, 4 de julio de 2012

No seas un Esaú

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Nacimiento de Jacob y de Esaú
19 Ésta es la historia de Isaac, el hijo que tuvo Abraham. 20 Isaac tenía cuarenta años cuando se casó con Rebeca, que era hija de Betuel y hermana de Labán. Betuel y Labán eran arameos de Padán Aram. 21 Isaac oró al Señor en favor de su esposa, porque era estéril. El Señor oyó su oración, y ella quedó embarazada. 22 Pero como los niños luchaban dentro de su seno, ella se preguntó: «Si esto va a seguir así, ¿para qué sigo viviendo?» Entonces fue a consultar al Señor, 23 y él le contestó:
«Dos naciones hay en tu seno;
        dos pueblos se dividen desde tus entrañas.
    Uno será más fuerte que el otro,
        y el mayor servirá al menor.» 
24 Cuando le llegó el momento de dar a luz, resultó que en su seno había mellizos. 25 El primero en nacer era pelirrojo, y tenía todo el cuerpo cubierto de vello. A éste lo llamaron Esaú. 26 Luego nació su hermano, agarrado con una mano del talón de Esaú. A éste lo llamaron Jacob. Cuando nacieron los mellizos, Isaac tenía sesenta años. 
27 Los niños crecieron. Esaú era un hombre de campo y se convirtió en un excelente cazador, mientras que Jacob era un hombre tranquilo que prefería quedarse en el campamento. 28 Isaac quería más a Esaú, porque le gustaba comer de lo que él cazaba; pero Rebeca quería más a Jacob. 
29 Un día, cuando Jacob estaba preparando un guiso, Esaú llegó agotado del campo y le dijo: 
30 —Dame de comer de ese guiso rojizo, porque estoy muy cansado. (Por eso a Esaú se le llamó Edom.) 
31 —Véndeme primero tus derechos de hijo mayor —le respondió Jacob. 
32 —Me estoy muriendo de hambre —contestó Esaú—, así que ¿de qué me sirven los derechos de primogénito? 
33 —Véndeme entonces los derechos bajo juramento —insistió Jacob.
Esaú se lo juró, y fue así como le vendió a Jacob sus derechos de primogénito. 34 Jacob, por su parte, le dio a Esaú pan y guiso de lentejas.
Luego de comer y beber, Esaú se levantó y se fue. De esta manera menospreció sus derechos de hijo mayor.
( GENESIS 25:19-34)

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Desde que conocí esta historia, me dio mucha pena Esaú:  el más trabajador, el que traía la comida a la casa... pero Esaú tuvo un fallo: fue impaciente, prefirió satisfacer "aquí y ahora" el deseo de su cuerpo entregando así algo mucho mas valioso.

Cada día podemos ver demostraciones de la  impaciencia del ser humano... 

Siempre se prefiere "la opción de recompensa pequeña inmediata sobre la opción de recompensa mayor pero demorada." así lo estudiamos en psicología ( para quien no lo sepa:estoy estudiando psicología) y es totalmente cierto.

Somos capaces de elegir que nos den 20 euros AHORA antes de que nos den 100 euros en un mes. Nos cuesta muchísimo resistirnos a satisfacer algunos deseos de nuestro cuerpo aún sabiendo que si esperamos o  nos negamos, la bendición que vendrá después será infinitamente mayor.
Tendemos a tomar la justicia de nuestra mano en vez de dejar que Dios haga su trabajo, pensando que estamos en nuestro derecho de hacerlo...
Pero no es así.. tenemos que aprender a ser pacientes, a confiar en el plan de Dios. Si Esaú lo hubiera hecho, hubiera tenido todos los derechos de primogénito por el resto de su vida... sólo tenía que aguantar un poco el hambre, o esperar a que fuera la hora de comer.

Podemos pasar por situaciones parecidas prácticamente todos los días... en los que tomar o no la decisión de ser pacientes,  puede provocar un gran cambio en nuestras vidas a largo plazo.

Sólo porque algo no te esté pasando ahora mismo, no significa que nunca te vaya a pasar.




-Decidir salir en época de exámenes,en lugar de aguantar y estudiar unos días más. 
-Entregarse sentimentalmente o incluso físicamente a alguien sin esperar a la persona indicada o al momento debido, sólo por la impaciencia de tener pareja o de sentirse uno querido.  
-Aceptar un trabajo que sabemos que no es el indicado o que va en contra de nuestros principios........Son algunos de los muchos ejemplos que hay de impaciencia, y en muchas ocasiones se debe simplemente al miedo de no volver a encontrar una oportunidad así. 

Debemos aprender a esperar y confiar en que Dios tiene un plan y un tiempo preciso para todo. SU tiempo es millones de veces mejor que el nuestro, y si decidimos dejar todo en sus manos y que se haga SU plan, acabaremos ganando en todos los sentidos, y las bendiciones serán muchísimo mayores. 

Olvídate hoy del miedo, de la inseguridad, de tomar el control, ... todo ello provoca impaciencia. Si te entregas al 100% a Sus manos, puedes tener por seguro que todo irá bien, que Él cuidará de ti mejor que nadie y que no te dejará morir de hambre por la falta de un plato de lentejas ;)

Gálatas 5:22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,



El buen juicio hace al hombre paciente;
    su gloria es pasar por alto la ofensa. (proverbios 19:11)

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